LA RENOVACIÓN diaria y frecuente de nuestra consagración a Jesús es la base de la verdadera devoción de San Luis de Montfort hacía María. Por consagración, me refiero a la renovación de nuestros votos bautismales: rechazar a Satanás y todas sus obras y hacer Jesucristo nuestro Señor y Salvador.
Hacer a Jesús nuestro Señor es en realidad donde la mayoría de nosotros tenemos problemas. Me atrevería a decir que la mayoría de los cristianos están de acuerdo en aceptar de todo corazón a Jesús como nuestro Salvador. Sin embargo, tendemos a quedarnos cortos en hacerle nuestro Señor. Hacer a Jesús nuestro Señor significa obedecerle, y esto es lo que frecuentemente no nos acordamos de llevar a cabo.
La frecuente renovación de nuestra consagración a lo largo del día nos ayudará a avanzar significativamente en nuestra obediencia a Cristo. La idea es renovar nuestra consagración al menos diariamente y también empezar a hacerlo antes de cada acción que llevemos a cabo durante el día.
La frecuente renovación de nuestra consagración tendrá un doble efecto:
- Hacernos conscientes de nuestras acciones antes de hacerlas, y mientras las hacemos.
- Ser capaz de ofrecer nuestras acciones y a nosotros mismos como un sacrificio espiritual a Dios.
Cómo renovar su consagración
La mejor manera de renovar frecuentemente nuestra consagración es siguiendo las instrucciones de San Luis de Montfort:
- Para que el alma se deje guiar por el espíritu de María (El Espíritu Santo), este debe, en primer lugar, renunciar a su propio espíritu y a sus propios derechos y voluntades antes de hacer cualquier acción.
- Debemos entregarnos y abandonarnos en sus manos virgenes, como si fueramos una herramienta en las manos de un obrero; al pensar o decir: «Renuncio a mí mismo, me entrego a ti, mi querida Madre.»
- Debemos, de vez en cuando, tanto durante como después de la acción, renovar el mismo acto de ofrenda y de unión. Cuanto más frecuentemente lo hagamos, más rápido seremos santificados, y alcanzaremos la unión con Jesucristo.
San Luis de Montfort nos dio dos oraciones cortas para renovar nuestra consagración diariamente y antes de cada acción. Las cuales procedo a proporcionar a continuación:
Renovación diaria de la consagración a Jesús a través de María
Soy todo tuyo, y todo lo que tengo es tuyo, oh amadísimo Jesús, a través de María, tu santísima Madre.
Oración antes de comenzar una acción
Renuncio a mí mismo; me entrego a ti, mi querida madre.
Nota:
Tomado de: Verdadera Devoción a María: Con la preparación para la consagración total. Por San Luis de Montfort (Autor), KIC (Editor), Reverendo Frederick William Faber (Traductor).