ERA SEPTIEMBRE del 2015, y estaba solo por la noche en mi sala de estar, mirando un video de YouTube sobre “Orancion en lenguas,” donde escuché a alguien orar en lenguas por primera vez. Fue entonces cuando el Espíritu Santo de repente me llenó con Su asombroso y poderoso Amor y Vida. Experimentar el Espíritu Santo ha sido la experiencia más fabulosa de mi vida.
Los eventos que condujeron a esta noche habían comenzado dos semanas antes cuando me enteré de varias cosas terribles que habían ocurrido dentro de mi familia. No esperaba mi reacción. No sentí enojo con las personas que causaron estas cosas, a como hubiera esperado. Sentí una tristeza extrema porque alguien había lastimado, lastimado de verdad, a las personas que más amaba, que solo lo estaba descubriendo en ese momento, y que no había podido ayudarlos ni protegerlos. Esta tristeza todavía estaba presente al día siguiente. Mientras me duchaba pensando en todas estas cosas, comencé a orar y abrí mi corazón al Señor.
Mientras oraba, me di cuenta de que quería luchar por mis seres queridos. Quería que este tipo de cosas nunca volvieran a ocurrir. En ese momento era lo suficientemente maduro para entender que la fuerza impulsora detrás de todo este mal se originó en el diablo. Lo peor era saber que yo también había sucumbido regularmente a la tentación. Así manchado y manipulado por el diablo a través de mis acciones pecaminosas.
Entrega al Señor
Luego me arrodillé en la ducha y le pedí al Señor con todo mi corazón que me diera la fuerza y las armas para luchar por mis seres queridos. Por primera vez, me entregué al Señor. Mientras decía estas cosas, Dios respondió mi oración. Un cambio comenzó a sobrevenirme. La ira comenzó a reemplazar la gran tristeza que estaba sintiendo. Pero un tipo diferente de emoción, era ardiente y poderosa pero también controlada. No era odio ni estaba dirigido a las personas involucradas. Por ellas, extrañamente sentí lástima. En cambio, esta emoción era una ira caliente y templada contra el diablo y sus obras.
Esta ira procedió a reemplazar toda mi tristeza. Entonces me puse de pie y juré en voz alta con toda mi alma. Jurando que lucharía contra el diablo con todas mis fuerzas por el resto de mi vida. Además, no lo haría solo, sino que me uniría a la Iglesia para poder obtener su ayuda en la lucha.
Un bautismo en el Espíritu Santo
Dio la casualidad de que al día siguiente iba con mi familia a reunirme con mi amigo Bobby para escucharlo predicar como invitado en una iglesia evangélica local (en este momento, todavía no había regresado a la Iglesia Católica). Durante su sermón, Bobby habló sobre el bautismo en el Espíritu Santo. Mencionó que una de las señales era hablar en lenguas. En este punto, nunca antes había oído hablar en lenguas. Mucho menos había escuchado a alguien hablar en lenguas. Después de su sermón, Bobby pidió que pasaran al frente aquellos que querían ser bautizados en el Espíritu. Acompañé a algunos otros de la asamblea. Mientras orábamos, sentí el deseo de hablar desde mi corazón. Sin embargo, recuerdo que lo detuve y me obligué a continuar siguiendo lo que mi mente quería decir.
Escuchando una oración en lenguas
Después de ese día, la mención de Bobby de las lenguas y mi pregunta sobre qué eran las “lenguas” no me abandonaban y se convirtieron en una obsesión. Se sentía como una aguja en mi mente que no me dejaba solo. No importó cuánto traté de moverlo a un lado o lo que hiciera para tratar de distraerme. Pasaron dos semanas y me encontraba acostado en la cama en medio de la noche. No podia lograr dormir debido a la fuerza de estos pensamientos. Finalmente cedí y fui a mi sala de estar. Donde comencé a investigar qué eran las lenguas.
Así fue como me encontré solo en mi sala de estar por la noche, mirando un video de YouTube de una mujer rezando en lenguas. En el video, la mujer explicó que le había pedido al Señor que pudiera hablar en lenguas durante ocho años. Luego describió la primera vez que sucedió. También me dijo que quería compartir su don con los demás. Orar por aquellos que también quisieron hablar en lenguas para que fueran bendecidos.
Experimentar al Espíritu Santo
Hasta este momento, la mujer del video había hablado y rezado en inglés. Tenía curiosidad por saber cómo sonaría. Sin embargo, tan pronto como comenzó a orar en lenguas, sentí que algo se apoderaba de mi corazón con fuerza, llenándome con una fuerza abrumadora. Nunca había sentido una emoción de Amor tan pura e inmensamente poderosa. Para describirlo, solo puedo compararlo con el sentimiento de amor que sentí por mi hija la primera vez que la sostuve en mis brazos. En ese momento, sentí un amor tan fuerte por ella que mi corazón dolió por unos instantes. Era tan fuerte que se me llenaron los ojos de lágrimas.
Lo que estaba sintiendo esa noche en mi sala de estar fue como esa experiencia con mi hija. Sin embargo, era más puro, un millón de veces más poderoso y duró lo que pareció una eternidad. Recuerdo que me llenó tanto y fue tan fuerte que casi empezó a doler. No era dolor físico, solo que era demasiado para mí seguir procesándolo. Cuando sentí como si fuera a morir si seguía sintiendolo por más tiempo, comenzó a disminuir hasta que finalmente pude recuperarme y abrir los ojos.
Un nuevo entendimiento
Miré mis alrededores con la cara cubierta de lágrimas. Allí fue cuando me dí cuenta de que ríos de lágrimas habían corrido por mi rostro mientras experimentaba el amor de Dios a través del Espíritu Santo. También noté que habían pasado unos 15 minutos desde que escuché por primera vez la oración en lenguas. Fue en ese momento que entendí varias cosas:
Dios es Amor. Él es amor puro, e incluso nuestras experiencias emocionales más fuertes aquí en la tierra palidecen en comparación con poder experimentar la esenciade Dios, su Amor puro y eterno.
Ese sentimiento de amor puro es como se siente la unión eterna con la Trinidad. Eso es el cielo. Es lo que nos espera al final de nuestra vida terrenal.
También entendí por qué, en el Antiguo Testamento, pensaban que los humanos morirían si estuvieran en la presencia directa de Dios. Esto al recordar la sensación de dulce dolor hacia el final cuando supe que no sería capaz de soportar mucho más la experiencia del Espíritu Santo.
El comienzo de mi transformación
Este evento fue un momento crucial en mi vida. Ha llevado a una serie interminable de mejoras tanto en mí como en mis amigos y familiares. Es emocionante para mí seguir caminando en mi Camino a la Rectitud. Poder averiguar adónde me llevará. Esta experiencia también es mi inspiración para crear este Blog. Espero que sea un instrumento para mí y para otros para compartir sus experiencias con Dios. Para que podamos fortalecernos y ayudarnos unos a otros a encontrar y crecer en Dios. Continuar fortaleciendonos hasta el día en que nos unamos a la Trinidad por toda la eternidad.
Te bendigo en el Nombre de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Oro para que puedas llegar a conocerlo en la mayor medida posible, uniéndote a Él para disfrutar de Su Amor por toda la eternidad.
Amén.