EL SALVE Regina, o Santa Reina, es una de las cuatro antífonas marianas principales de la Iglesia Católica. Probablemente el más conocido de los himnos debido a su uso tradicional después de rezar el Rosario. Su autor es incierto, aunque podemos rastrear su uso hasta el siglo XI dentro de los monasterios.
El himno se dice o canta tradicionalmente después de la oración de la noche antes de ir a dormir. Su temporada de recitación es después de la Pascua hasta el comienzo del Adviento. La Iglesia también concede una indulgencia parcial a aquellos que reciten devotamente esta oración. El Salve Regina nos invita a poner nuestras oraciones en las manos de María, para que ella pueda ofrecercelas a Dios. La oración también honra la posición de María como la madre de Jesus y le pide a Dios que a través de la intercesión de María, seamos librados del mal y la muerte eterna.
Confío en que la recitación devota de esta oración después de rezar el Rosario, y antes de irse a dormir, será de gran ayuda para cualquiera a lo largo de su Camino a la Rectitud.
A continuación, incluyo la oración tal y como la enseña la Iglesia Católica y un video de la misma cantada por monjes de la Abadía de Notre Dame.
Salve, Reina Santa
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que por obra del Espíritu Santo preparó el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen Madre, María, para que mereciera ser hecha morada digna de tu Hijo, concédenos a nosotros, que nos alegramos de su recuerdo, que por su amorosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna, por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amén
Nota:
V. significa Verso, y R. significa Responsorial.