EL ACTO DE CONTRICIÓN es una oración católica tradicional que nos guía para llevar a cabo nuestra reconciliación con Dios. Reconciliar a la humanidad con Dios es la razón por la que Jesús vino a este mundo y es su regalo para nosotros. Su resultado será permitirnos asumir la naturaleza y la esencia de Dios: Amor. Es de suma importancia que nos esforcemos al máximo de aceptar un tesoro tan precioso.
Normalmente utlizada después de un examen de conciencia o el Sacramento de la Reconciliación. La oración expresa los 3 aspectos principales del Sacramento de la Reconciliación y el proceso de conversión:
- Dolor por nuestros pecados y las heridas que le han causado a Dios, a otros y al mundo.
- Expresar nuestro odio hacia los pecados que hemos cometido y los falsos placeres asociados a ellos.
- Anunciar nuestra resolución, confiando en la ayuda de Dios, de no volver a cometer estos pecados y evitar aquellas cosas que nos llevaron a pecar.
Estos tres aspectos del acto de contrición son críticos para llevar a cabo una conversión del corazón, o conversión interior.
Conversión interior
Sin una conversión interior, cualquier penitencia que hagamos sería estéril y falsa. Nuestra conversión debe llevarnos a hacer obras de penitencia y misericordia. Sin embargo, emprenderlas sin contrición sería inútil debido a sus falsos motivos.
A como se explica en el Catecismo de la Iglesia Católica:
El arrepentimiento interior es una reorientación radical de toda nuestra vida, un regreso, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, un fin del pecado, un alejamiento del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido. Al mismo tiempo, implica el deseo y la resolución de cambiar la vida de uno, con la esperanza en la misericordia de Dios y la confianza en la ayuda de su gracia.
Catecismo de la Iglesia Católica 1431
A continuación, ofrezco mi versión favorita de esta oración. La cual espero que nos sea de gran ayuda en nuestro Camino a la Rectitud.
Oración del Acto de Contrición
Dios mío, me arrepiento de mis pecados con todo mi corazón. Al elegir hacer el mal y no hacer el bien, he pecado contra ti, a quien debo amar por encima de todas las cosas. Con tu ayuda, tengo la firme intención de hacer penitencia, no pecar más y evitar lo que me lleve a pecar. Nuestro Salvador, Jesucristo, sufrió y murió por nosotros. En su nombre, Dios mío, ten piedad.
Amén
